Con el fin de demostrar que hay una visión económica distinta de la tradicional, que sólo ve a la eficiencia económica y al crecimiento económico, el académico Rafael Pérez Ríos presentó la ponencia Equidad de género y desarrollo sustentable, en el marco del XLII Simposio de Historia y Antropología, realizado del 21 al 24 de febrero.
Esta otra visión, añadió el también director de la División de Ciencias Económicas y Administrativas, toma en cuenta elementos sociales, y considera que los acuerdos económicos no se deben basar sólo en el mercado de manera libre, sino que también tienen que intervenir las instituciones.
Hay una serie de discusiones en torno de hasta dónde debe intervenir el Estado en la actividad económica privada, y la visión tradicional sostiene que debe ser lo menos posible, dijo, mientras que hay otra, la que defiende el ponente, que considera que es fundamental la existencia de instituciones para poder dar una mayor estabilidad al desempeño económico.
Pérez Ríos sostuvo que los estudios de género en las ciencias sociales se basan en las relaciones entre hombres y mujeres, y los mandatos sociales sobre lo que las mujeres y los hombres deben hacer, y cómo impacta en la actividad económica, y analizo el caso de la pesca, una actividad productiva considerada fundamentalmente para hombres en el mundo entero.
“En un estudio realizado con los pescadores artesanales en Bahía de Kino, en la pesca de ribera, donde se puede detectar un problema de sustentabilidad, hay una tendencia a la baja de las capturas en el largo plazo, según resultados de investigaciones en los últimos años, y de ellas podemos culpar al ’Niño’ o la ’Niña’, o la contaminación ambiental, y seguramente que son las causas”, señaló.
Pero como economista, abundó, lo que me interesa saber es lo que pasa en tierra, hay una cantidad impresionante de diversidad de especies y la pesca se dirige sólo a algunas de ellas, las que tienen mayor valor en el mercado, son cinco especies las que alcanzan mayores precios y a esas se enfocan los pescadores, “y eso representa un problema muy serio de carácter económico”, apuntó.
Todos los pescadores de ribera son mal pagados, y los que hacen el procesamiento, que son las mujeres y los niños, son los que menos ganan; en los estudios vemos, en lo que llamamos masculinidades, de qué manera las tradiciones hacen que las actividades se lleven a cabo sin respeto al medio ambiente, sin el cuidado de garantizar que las especies marinas se sigan reproduciendo, y cómo la pobreza hace que los pescadores no respeten las norma y tengan una visión muy depredadora y agresiva hacia los recursos naturales.
“Uno de los mandatos sociales de género es que los hombres deben ser el sostén de la familia; de hecho, no sólo en la pesca, en la actualidad en los diferentes ámbitos hay muchos hombres que están perdiendo el trabajo y las mujeres se convierten en las jefas de familia y ahí se genera un conflicto muy fuerte de carácter emocional y hasta psicológico en los hombres”, finalizó. (CDM)